Entre acciones y pensamientos.



Llegar a hablar de Jesús, tantas veces en el día resulta difícil. El mundo que nos rodea hoy es algo que a los cristianos nos encierra, nos pone entre la espada y la pared, nos juzga, nos llena de una cantidad de prejuicios, que realmente me conmociona. La sociedad en la que vivimos es una mezcla rara entre tradiciones que heredaron de los abuelos, nuevas modas y tendencias, libertad, traducido a libertinaje. Y muchas otras cosas en la cultura, que hacen que nos volvamos una especie caótica. 


¡Son tantas cosas!... con solo ver la  urgencia de obtener la felicidad entre las personas con las que convivo a diario, y a la vez la cantidad de barreras que colocan ante ese verdadero camino que conduce a la Felicidad, me hace pensar en la necesidad tan enorme que tenemos de ubicarnos en una sola cosa, me hace reflexionar en la cantidad de caminos que tomamos para conseguir esas pequeñas dosis de felicidad pasajeras que son como drogas o alcohol, por que su efecto es pasajero. Y finalmente me hace preguntar ¿Por qué no tomamos un camino directo hacia esa felicidad tan buscada por esta época?. Y la respuesta me cayó como del cielo, sencillo porque Nos gusta lo fácil, lo que no nos cueste nada, lo que sea rápido  que no nos haga esperar mucho, que sea como nosotros queremos, a la hora que queremos, cuando nosotros lo queremos.

Entre mucho darle vueltas al asunto...
ahora si entendí por que esta sociedad facilista le huye a Dios. 


Pues bien, este es un escrito introductorio, nada más como para que se vayan dando cuenta lo que pasa por una mente Joven. Mi propósito aquí es hablar de Dios y de su obra en mi vida, todos esos cuestionamientos adolescentes se concretaron en un grato amor hacia Él y comenzaron a volcarse como en una sed de aprender cada día más, de lo que ese sujeto tan misterioso para muchos tiene para enseñarme.

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