Tiempo de adviento
Muchas veces suele pasarse por
alto el significado propio de ese tiempo previo a la navidad, se habla de
adviento pero en muchas ocasiones solo pasa por algo superficial y se cae en el
error de pensar que solamente se debe limpiar la casa, ordenar todo, sacar los adornos de
navidad, revisar las luces y verificar que alumbren todos los bombillos… en
fin, una cantidad de cosas que como costumbre y tradición se repiten como
rituales sagrados cada que se aproxima el mes de diciembre, bueno y todo esto
¿para qué?... me lo he preguntado varias veces.
Los seres humanos tenemos una
gran tendencia a repetir o en su defecto “reproducir”, todo lo que escuchamos y
lo que vemos, pero sin saber por qué o el simple motivo u origen de las cosas,
con respecto a todo esto de la navidad, me atrevo aquí a aclarar un poco el
sentido de ese tiempo de preparación, e ir mucho más allá de sacar adornos,
guirnaldas y demás, y como se dice popularmente “tirar la casa por la ventana”
como locos, por el simple motivo de las festividades de este mes.
Adviento… ¿Qué es eso? Hago la
comparación, así como muchos, se preocupan por decorar la casa de fiesta,
porque llega la navidad, bueno pues es necesario tener claro que la iglesia
también festeja la navidad, pero de manera un poco diferente, los cristianos
debemos tener cuenta que no solo se debe preparar y limpiar la casa para este
tiempo, este también incluye la preparación del corazón y la disponibilidad de
la vida, para recibir al dulce huésped del alma. Este tiempo con el cual
comenzamos el año litúrgico debe ser para nosotros un tiempo de preparación, un
tiempo de espera, de anhelo, de esperanza, porque llega aquel que trasforma la
vida, hay tener el corazón disponible para JESÚS.
No faltará la persona que diga
que eso de que Jesús nace de nuevo es mentira, él nació una vez y ya, para que
prepararse otra vez para repetir el mismo acontecimiento año tras año. Pues les
recuerdo mis hermanos que nosotros celebramos cumpleaños año tras año y de que
nos celebren a nosotros, de eso no nos cansamos. ¿Verdad?, Ahora bien, es cierto
que Jesús ya nació una vez y no va a nacer dos veces, No, es simplemente que
necesitamos de esa actitud que da paso a revivir el gran acontecimiento, que
dividió la historia en dos, ese acontecimiento con el cual Dios nos demuestra
su amor, su ternura… la navidad no es más que eso, degustar la ternura de Dios.
El nacimiento de Jesús cambió la
historia, cambio la vida de María y José, y la vida de muchos otros que le
conocieron y le acogieron con amor, tu y yo estamos llamados a acogerlo
también, tenerlo en brazos y con ternura revivir ese gran acontecimiento que
sin lugar a duda es el que da la alegría y la razón de ser, al último mes del
año.
Así que para que nazca en cada
uno de nosotros debemos hacer limpieza profunda de todas esas cosas que han
dañado, deteriorado y herido nuestro corazón, de que nos sirve tener la casa adornada con el mejor pesebre, las mejores luces, el mejor árbol, si aún
nuestro corazón no ha sido limpiado de todas las envidias, rencores,
resentimiento, mentiras… y mucho menos si no han sido colgados los adornos del
perdón, del arrepentimiento sincero, de la fidelidad, del amor… etc.
En este tiempo somos buenos para
hablar de paz, pero de que nos sirve hablar de paz si aún no decidimos recibir
a cristo que nos trae la paz a nuestros corazones, nuestra vida, nuestras
familias, al mundo entero!
Mi invitación para este tiempo,
es renovar el corazón y vivir el adviento con gran alegría y esperanza para que
el dulce huésped del alma venga a habitar en cada uno de nosotros.
Hace 2013 años Jesús nació en un
humilde pesebre, y este año él quiere nacer en tu corazón ¿se lo permitirás?
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