Vivir Pentecostés
"La Iglesia… instruida por la palabra de Cristo, partiendo de la experiencia de Pentecostés y de su historia apostólica, proclama desde el principio su fe en el Espíritu Santo como Aquel que es dador de vida. Aquel en el que, el inescrutable Dios uno y trino se comunica a los hombres, constituyendo en ellos la fuente de vida eterna”. San Juan Pablo II
Inicio con esta cita de San Juan pablo II, ya que en algunos días la iglesia celebrará la solemnidad de pentecostés. Nos narra la escritura que cincuenta días después de la resurrección de Jesús, vino el Espíritu Santo sobre los apóstoles. Este es un acontecimiento muy importante para nosotros, ya que a partir de allí se marca el nacimiento de la iglesia y su misión con la guía del Espíritu Santo.
¿Te
has cuestionado alguna vez, por qué cada año repetimos celebraciones litúrgicas
como navidad, pascua o pentecostés?
Si siempre se leen las mismas citas bíblicas que hemos escuchado muchas veces en las eucaristías, ¿Para qué repetirlas si ya conocemos la historia?
Pues
bien, ofrezco dos respuestas que la vida me ha enseñado. Primero la iglesia en
su rol de madre y maestra, utiliza esta metodología para ayudarnos a actualizar
los misterios mas importantes de la vida y obras de Jesús. Y segundo, la
palabra de Dios es inagotable, es decir, pudiste haber leído una cita bíblica
hace cinco años, y la enseñanza que te dio entonces, no es la misma enseñanza
que puede dejarte hoy, porque su palabra ilumina nuestro caminar en la
situación puntual que estemos viviendo, por eso es viva y eficaz.
Por estas dos razones, aunque ya sepamos la historia es necesario una actualización. Por ejemplo, piensa en tu computadora o en tu teléfono celular, cada cierto tiempo hay que hacerles un adecuado mantenimiento, limpieza y actualización para que puedan tener un óptimo rendimiento a través del tiempo, además de esto, también son funcionales por sus baterías, lo que nos ayuda a tenerlos disponibles de forma inalámbrica, por esto cuando se agotan las baterías, lo que hacemos lógicamente es conectarlos a una fuente de energía para que puedan recargarse.
Ahora acerquemos esa analogía a nuestra vida espiritual, ¿cada cuanto le haces mantenimiento, limpieza y actualización a tu vida espiritual? ¿cada cuanto recurres a la fuente de energía para recargarte espiritualmente? Todo esto se debe hacer con el fin de que la vida tenga ese optimo funcionamiento y motivación para seguir caminando y enfrentando las diferentes circunstancias de la mejor manera.
Dicho esto, centremos nuestra atención en este hermoso evento de pentecostés, y en la preparación de nuestra vida, para la actualización de este sublime misterio.
¿Cómo vivir adecuadamente la espera de pentecostés? ¿Cómo aguardar
pacientemente?
Creo que esa espera debe tener como punto de partida la confianza plena en la promesa de Jesús en Juan 14, 16 -19 “y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros. No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros”.
Los
seres humanos en general experimentamos cierta ansiedad al esperar la llegada
de alguien, pero genera más ansiedad aun cuando es alguien desconocido, al
Espíritu Santo en ocasiones se le ha llamado así: “el gran desconocido”.
A partir de ello, considero que para preparar nuestros corazones para recibirlo
debemos seguir algunos pasos:
¿Qué suciedades hay en tu corazón? quizás rencores, resentimientos, miedos o culpas. ¡Una confesión no caería nada mal, para ayudarnos a limpiar! Y así, tener una mente y un corazón dispuesto a la acción del Espíritu Santo.
Bueno, y este evento ¿a ti y a mí en que nos
beneficia? ¿para qué tanta preparación? Quizás algún lector no esta muy
familiarizado con este tema, por ello considero importante definir este
acontecimiento desde la propia experiencia de fe.
El
Espíritu Santo es un regalo que procede del padre y del hijo, como lo
profesamos en el credo de Nicea, y este regalo se nos da para no caminar solos,
como lo expresaba al inicio en la cita bíblica de Juan, “No os dejaré
huérfanos: volveré a vosotros”.
Uno
de los sentimientos del ser humano más difíciles de afrontar es la soledad, y
Jesús no quiere dejarnos solos. Sentirnos acompañados por la fuerza del amor
del Santo Espíritu de Dios nos anima, motiva y alienta a continuar el camino a
pesar de las dificultades que se puedan presentar.
Este
regalo es tan grande que es inagotable, porque trae consigo unos dones,
y esos dones generan frutos. Es como cuando en tu cumpleaños te dan un
regalo grande y dentro de él hay muchos mas regalitos compuestos de detalles
especiales, lo cual lo hace un regalo único.
Es
muy importante para nosotros tener la disponibilidad del corazón para acoger
ese regalo, abrirlo y disfrutar de cada uno de esos detallitos de un padre que
nos ama.
Por otro lado, el Espíritu Santo hace presencia real y efectiva, permitiéndonos conocer la plenitud de la revelación, en otras palabras, nos ayuda a comprender adecuadamente los misterios de Jesús y todas las inquietudes que tenemos al respecto. Así que, si tu corazón está inquieto por comprender algo sobre tu fe, y aún tu razón no lo entiende, no te preocupes. Para ello está la ayuda del Espíritu Santo.
Puedo
continuar llenando páginas enteras sobre su acción en nosotros, porque como lo
mencioné anteriormente, es inagotable. Pero prefiero que este articulo solo sea
un abrebocas, que te inspire y motive a buscar, investigar y prepararte
adecuadamente para recibirle.
Para
finalizar, dejo un trozo de un texto precioso que encontré y cuyo autor
desconozco, pero no quise pasarlo por alto.
“Sin el Espíritu Santo, Dios quedaría lejos, Cristo
pertenecería al pasado, el Evangelio sería letra muerta, la Iglesia, una organización
más, la autoridad, un dominio y la misión, una propaganda”.
¡Feliz Pentecostés!
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