Juventud Vs Seguir a Jesús
En estos tiempos se dificulta enormemente
demostrar nuestros pensamientos, viviendo en un mundo que juzga, crítica
y está al pendiente de cada acción para atacarnos y recriminarnos por
todo. El pensamiento moderno se ha basado principalmente en dejar abierta una
puerta enorme por la que pasa una corriente extensa de personas que se dirigen
a un mismo punto, pero nadie sabe realmente hacia dónde va, o hacia qué lugar
los lleva la corriente. Caminando entre la multitud de
pronto te das cuenta que es un sendero amplio, pero no te das cuenta que
hay en ese camino, no puedes ver el horizonte ni tampoco hacia los lados, la
multitud de personas no permiten que veas más allá, caminas y caminas porque
vez que todo el mundo camina, y tú los sigues para no quedarte atrás, la
pregunta es ¿hacia dónde vas?
Con el tiempo te vas acostumbrando a la
multitud, todos hablan entre ellos, hacen bromas, juegan con las cosas más
importantes en los trayectos más peligrosos... de alguna forma te estas
involucrando en este juego sin ser cociente totalmente de ello.
Avanzas, conoces más personas, algunas venían caminando hace tiempo, otras
se han unido a la marcha hace poco. Y así vas pasando ese peregrinaje por una
ruta desconocida, sin que te des cuenta de muchas cosas. Algunos a esa ruta, le
llaman vida, pero al parecer no es muy importante, pues van a toda prisa,
como si fuera una maratón "el que llegue primero gana", en
esa prisa se dejan cosas a medias, se evita a toda costa el sufrimiento y se está
listo en todo momento para esas pequeñas cosas que producen placer
inmediato.
¡Momento! ¿Y esto a mí de que me sirve?
... al caminar vas aprendiendo que con los placeres de moda no se llenan
los vacíos que quedan al andar a prisa, los sufrimientos ocurren, así
no quieras y no se logran resolver con una noche de sexo, drogas o alcohol.
Aprendes (por experiencias propias o ajenas), que estas cosas te disipan solo
un momento, unos cuantos segundos o un par de horas, nada más. Y
que después las cosas empeoran, ya no tienes un problema encima, ya
son varios y se acumulan más y más. Las dificultades con las que entraste en
este camino parecen aumentar, tratas de evadirlos pero sieguen ahí,
¡no se van! y pronto quieres quitarte la gran carga pesada que llevas, tras
fallidos intentos, pareces quedarte sin aliento. Difícil, al parecer la pintoresca escena
de felicidad se va complicando, lo que era un camino se ha convertido en un
laberinto fatal. ¡Bienvenido llegaste a la adolescencia!
Cuando niños lo único importante
era jugar, divertirnos, reír... Así creciéramos con nuestros
padres, abuelos, tíos u otras personas. Pero siempre vivíamos con una
sonrisa en el rostro, y una que otra lagrima para que nos consintieran. Ahora
todo ha pasado a ser caótico, empiezas a sentir los vacíos que no
se notaron en la infancia, comienzan los conflictos con los demás
y también con tigo mismo, no te sientes a gusto.
La única salida que vez es caminar con la corriente a ver si te
llevan a algún lugar mejor.
Tratar de ver más allá, seguir la luz y empezar
por un camino más seguro.
Eso es exactamente lo que me ocurrió, ya
la monotonía de caminar sin sentido me pareció
absurda, decidí alzar la mirada tratar de encontrar mi norte y tomar
la vida con mayor seriedad. Pues descubrí que no era cualquier cosa,
es algo que no vale la pena verse a toda prisa, no merece ser tomada a la
ligera... Siendo así aprendí a disfrutar del camino, ya no era tan agitado y
me permitía ver con más claridad las cosas realmente importantes.
Pensar diferente, ir contra corriente.
Encontrar un poso en el desierto, un
alto en el camino, cualquiera lo quisiera, pero todos frenan en seco cuando se
dan cuenta que ese poso en el desierto, refugio del sol ardiente de verano se
llama Jesús, ¿Que?
Pues Sí, aunque suene como la peor opción del
mundo, la más aburridora, tediosa, insoportable... es la mejor de todas.
No te sales
del camino, sigues caminando y con la misma gente, pero ahora te acompaña ese
maravilloso amigo JESÚS, con él las cosas cambian radicalmente, como dice el
evangelio de San Mateo 11,30 "Pues mi yugo es suave y mi carga ligera" ya no
pesa tanto, los problemas ya no parecen ser grandes, porque más grande es quien
va a mi lado.
El problema ahora es decirle a todos
aquellos de la multitud, que encontré un oasis, muchos aún siguen entretenidos
con miles de cosas, otros escuchan pero no quieren porque les parece mejor
seguir en esa rutina. Muchos rechazan, juzgan hablan, critican,
y escuchas frases como estas ¡Se volvió Cristiano (a), que oso!, ¡No,
qué pena que me vean saliendo de la iglesia!, ¡Ese cuento de ir a misa, que
aburrido!
Anunciar a Cristo a mí alrededor no
se me hace nada fácil pero tengo claro, que lo que realmente vale la
pena nunca será fácil, así que continuaré con mi camino. Y llevo con
migo esa gran frase de la primera carta a Timoteo 4,12 “Que nadie menosprecie
tu juventud, procura en cambio, ser para los creyentes Modelo en palabra, en el
comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza”
Ahora hay que dedicarse, aprovechar la juventud, nuestras ganas
de vivir y nuestra alegría para anunciar a Cristo y transmitir la llama de su
amor, que es luz para los que andan en oscuridad.
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